Como cada año, inicia el pleito entre permisionarios y usuarios -con los estudiantes de la UASLP por delante- donde los primeros buscan obtener un incremento al transporte urbano y los segundos tratarán de evitarlo.
Ambos se amparan en las circunstancias económicas imperantes pero al final, los ganones, son los dueños de las rutas de transporte.
No importa el pésimo servicio, los atropellados y lo accidentes que éstos causan a la ciudadanía, el usuario tiene que tragarse el aumento al diesel y los gastos de operación.
La FUP, a pesar de meter su cuchara, siempre queda en entredicho.

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